Características

Pavimento decorativo basado en un tratamiento superficial de la capa más externa de hormigón, que consiste en el lavado de la pasta de cemento y finos más externa de modo que quede a la vista el árido que conforma el hormigón.

Se pueden conseguir distintas terminaciones para el hormigón lavado o de árido visto mediante el empleo de distintos áridos. Pudiendo ser de distintita forma geométrica (canto rodado, machaqueo, etc.); de distintos colores (calizos, ofíticos, etc.); o de distinto tamaño (gravilla, grava, etc.).

Modo de aplicación

Vertido y extendido: En una primera fase se plantea el trabajo en cuestión, posteriormente se procede al vertido de hormigón fresco y a su extendido. Posteriormente el hormigón es talochado de forma que la superficie del pavimento quede lisa.

Aplicación del desactivante: Con el hormigón en estado fresco se aplica un aditivo desactivante cuya función es la de inhibir el fraguado del hormigón en la capa superficial, consiguiendo con ello que cuando el hormigón haya endurecido, pueda ser lavado con una hidrolimpiadora y eliminar la capa superficial de cemento dejando a la vista el árido.

Acabado: Tras el correspondiente corte de juntas de retracción y la limpieza del pavimento, es recomendable, dependiendo del uso del pavimento, la aplicación de una resina base disolvente que garantice el sellado e impermeabilización del pavimento.

Tipos de acabado

La combinación de los distintos tipos de áridos hace que existan distintas variantes de hormigones lavados.

Por lo general el uso más extendido es el hormigón lavado conformado por áridos de canto rodado de tamaño hasta 10 mm. Además del factor estético, estos pavimentos son menos abrasivos que los realizados con áridos de machaqueo.

Obras más representativas